Hermano andino,
Quisiera introducirme en tu ser sin gloriosas alabanzas,
Sin noches casuales en disfrute de tu aposento y tu dolor.
Quisiera amar a vida como tu,
Pastando tus penas en medio de la helada,
Con tus días de fatiga inacabables,
Con el dolor de tus noches de soledad,
Con el sabor amargo de tus penas y la dulzura de tu coca.
¡Que frase no es tan pobre para reivindicarte
Porque tu alma sola se levanta con la fuerza de la naturaleza
Y me atrapa en tu canto!